viernes, 21 de septiembre de 2012

Vendo ideas, ¿alguien compra?

Parece que vivimos momentos en los que la tristeza y la depresión colectiva se han apoderado de todos los ámbitos de la sociedad. Te levantas por la mañana, pones la radio y enseguida empiezas a deprimirte, que si la prima sube, que si la bolsa baja, que si los capitales huyen a paraísos fiscales, que si desahucian a unos, que si despiden a otros, que si pedimos rescate, que si piden independencia. En fin que le dan ganas a uno de ponerse tapones en los oídos, meterse de nuevo en la cama, taparse hasta las cejas y olvidarse del mundo.

Las cosas están mal, y entre los políticos y los medios nos las ponen mucho peor cada día, parece que no hay lugar para el optimismo.

Uno, que ha vivido momentos buenos (soy de los que llama buenos a vivir con normalidad sin lujos ni derroches), se ha visto sumergido por esas raras casualidades de la vida y ayudadas estas por algunas personas de esas que les gusta "joder al prójimo", en el bajón que sólo nos suele llegar a los que no vendemos voluntades ni puñaladas. Bajón profesional, económico, anímico y  alguno más.

Aún así evitas el derrumbe y sigues pensando que las cosas se te tienen que poner de cara. Sigues pensando, sigues generando ideas y proyectos, y sigues intentando encontrar a quien te los compre. Buscas directamente o te vales de terceros que te abran algunas puertas.

Pero ¿qué ocurre?, pues que presentas ideas, presentas proyectos, sabes que gustan porque te lo dicen y sabes que son buenos porque te lo vuelven a decir... pero..... nadie contesta, nadie dice adelante, nadie apuesta por ellos porque nadie quiere "mojarse" con algo a no ser que tenga asegurado de alguna forma un éxito personal exclusivo. No se apuesta por los demás, sólo se apuesta cuando uno tiene seguro que se va a llenar su propio bolsillo o su ego. Y así las ideas y los proyectos se desvanecen.

Y seguimos a pesar de todo.

lunes, 17 de septiembre de 2012

¿Nuevas apuestas?

Hacía tiempo que no escribía nada en el blog, he dejado que pase demasiado tiempo sin ejercitar esa buena y sana costumbre de escribir, aunque sea poco y aunque quizás carezca de interés. Pero escribir es bueno, ejercita la cabeza, vuelcas ideas y cuando las escribes, siempre surgen matices que sin hacerlo nunca verías.

En fin que aquí estoy de nuevo.

Y quería comentar algunas reflexiones acerca de cómo las personas que tiene el poder y la capacidad de decidir, se comportan ante proyectos e ideas que les presentan.

En principio todos afirman que los anteriormente citados están siempre ansiosos de recibir proyectos novedosos, ya que en general parece que las ideas escasean y los espíritus emprendedores cada vez emprenden menos. No estoy seguro de que esto sea así, o mejor dicho, estoy seguro de que no es así y por una razón fundamental que he podido comprobar últimamente. Aquellos que pueden hacer que un proyecto se ponga en marcha, bien porque tienen poder para ello, bien porque disponen de los medios económicos suficientes para ello, o bien porque tienen los contactos y las puertas abiertas necesarias para ello, no moverán un sólo dedo si el proyecto no les va a representar a ellos obtener un inmediato rédito económico, de poder o de imagen, y sobre todo no moverán un dedo si intuyen que existe el más mínimo riesgo de que el proyecto pueda generar algún problema en su status, por pequeño que el problema pueda ser.

En general todos estos personajes que podrían apoyar proyectos y nuevas ideas, sólo se mueven cuando creen que el éxito está 100% garantizado, aunque no acabo de entender que actúen así porque todos sabemos que garantizado al 100% no existe nada en el mundo.

Por tanto y contestando a la pregunta del título del post, yo diría que las nuevas apuestas solamente son apoyadas cuando el éxito se supone seguro, pero no el éxito para el proyecto en sí, sino éxito personal, económico o de poder para el que lo apoya. Es decir no se apoyan los proyectos por los proyectos en sí mismos, sino por lo que los que lo apoyan puedan obtener para ellos.